domingo, noviembre 15, 2009

Las Seños con "el Games"


Este viernes en el Ruta 61 tuvimos dos sets padrísimos con nuestro querido Games Holcombe. Recordamos temas que no tocabamos desde que dejo la banda hace 2 años.
Nos la pasamos bien nosotros y el público también

miércoles, noviembre 04, 2009


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domingo, septiembre 21, 2008

El Perseguidor

Julio Cortazar y Bird. ¿Qué más podría uno pedir?

lunes, septiembre 10, 2007

Alonso Arreola


Estuve ayer por la noche en el Teatro Metropólitan para disfrutar la música de mi amigo Alonso Arreola.
Desde que apareció en el escenario, acompañado de Chema, Jerry y Alex, Alonso se vio relajado y confiado de que iba a tener una gran actuación. Y así fue, se trató de una noche memorable. Todos entraron ataviados con unas camisetas anaranjadas —como si fueran la tripulación de un submarino atómico o una nave interestelar— para llevarnos, con su música, a un espacio diferente y provocador. El bajo, desde el centro del escenario, lanzó casi todo el tiempo una metralla de notas que dieron en el blanco, en la epidermis de todos los presentes. Las guitarras se portaron muy bien, mientras los tambores y platos de Chema dieron forma al piso sobre el que todas estas cosas sucedieron, piso que se elevó para proyectarse también como techo y paredes de un espacio donde el personaje principal siempre fue la precisión.
Daniel Zlotnik de Los Dorados y Jaime López se subieron al escenario para ponerle más bríos a uno de los mejores conciertos del año.

Gracias, mi buen Alonso.

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martes, julio 24, 2007

Bill Evans-My Foolish Heart

¿Qué disco llevaría a una isla desierta si sólo pudiera llevar uno?

Blues for Debby de Bill Evans.
¿Por qué? My Foolish Heart.

martes, mayo 30, 2006

Buddy Guy


¿Qué tal Buddy Guy? Me preguntaron mis amigos al salir del concierto que la estrella del blues dio el pasado viernes en el Teatro Metropólitan. Yo simplemente levante los hombros. ¿Cuántas veces habré puesto alguno de sus discos? ¿Cuánto tiempo habré dedicado a descifrar sus frases o a entender su elocuencia emocional? Buddy Guy es un capítulo fundamental del blues. Sus discos son una lección, no sólo de su estilo sino del género completo y sus presentaciones, casi siempre, un ejemplo de comunión con el público. ¿Por qué entonces mi insatisfacción después del concierto? En el blues, y en muchos otros géneros, son frecuentes los desplantes meta-musicales. Ejemplos sobran: T-Bone Walker con su guitarra en la espalda, Hendrix punteando con los dientes o quemando su stratocaster, el “paso de pato” de Chuck Berry, las convulsiones de Screamin’ Jay Hawkins, las llegadas de Albert Collins al escenario con su cable kilométrico, etc. Estos recursos —esenciales con frecuencia—son parte de un planteamiento muy amplio, en los que el teatro y la música se enlazan en beneficio de la comunicación con el auditorio. La clave está en la utilización de lo teatral para apuntalar lo musical, y no al revés, como pasa en el circo o en el cine, donde es la música la que tiene el papel de intensificar el fenómeno histriónico. Tal y como paso en este concierto. Me parece que durante su presentación, el maestro dedico más tiempo a satisfacer a una audiencia ávida por “Buddy Guy , la estrella” y poco interesada en “Buddy Guy, el músico”. La vez pasada —muchos afirmaban—, se bajo del escenario y anduvo tocando por todos lados”. “¡Que chido, ojalá lo vuelva a hacer, replicaban otros!”. Y así lo hizo, Buddy Guy dedico mucho tiempo a caminar con su guitarra por los dos niveles del teatro. “¿Dónde está, dónde está? “¡Arriba, está arriba! ¡Ya se subió, qué buena onda¡. Lo malo es que mientras, el maestro deambulaba sacando sonrisas de los presentes, sólo sacó notas huecas de su guitarra, puros lugares comunes. El artista mostro su blues en breves ocasiones: una, al inicio del concierto, cuando nos erizo la piel a todos con la primera nota de su voz; un par de veces más, al dialogar con su pianista; y casi, cuando mostro al público los estilos de B.B. King, Clapton y SRV. ¿Qué tal Buddy Guy? En el concierto del Metropolitan, terrible. Al día siguiente, en mi tocadiscos, soberbio.

lunes, marzo 06, 2006

Stratocaster


Seis venas de metal.
Tres micrófonos ruidosos.
Venus masoquista,
con epidermis de madera